No importa lo mucho que estemos vinculados o enganchados a Facebook, Twitter o Pinterest, tampoco a nuestro lector RSS o email, ni siquiera a los blogs. Todavía preferimos el contacto humano, mirar a los ojos cuando hablamos con alguien, conectar con los alumnos en clase, comprobar la reacción de la otra persona al vernos, emocionarnos con historias humanas o sentir el calor de las personas, que gran noticia. Es maravilloso saber que aún tratamos de permanecer humanos, a pesar de Internet y la web social.
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