Probablemente no existe otra palabra que sea usada tan en exceso dentro del discurso de los medios como “generación”. Una vez traté de contar las ‘generaciones’ que han sido proclamadas en los últimos diez años, desde el conocido artículo sobre la llamada “Generación Nada” y creo que eran tantas como doce. Todos ellos tenían algo en común: sólo existían en papel. La realidad nunca nos ha dado un solo impulso tangible, significativo e inolvidable, una experiencia común que siempre nos distinguirá de las generaciones anteriores. Lo hemos estado buscando, pero en cambio vino un cambio sustancial e inadvertido, junto con la televisión por cable, teléfonos móviles, y, sobre todo, el acceso a Internet. Es sólo hoy que podemos comprender plenamente que tanto ha cambiado durante los últimos quince años.
Nosotros, los niños web, nosotros quienes crecimos con Internet y en el Internet, somos una generación que cumple los criterios de este término de una forma un tanto subversiva. No hemos tenido un impulso de la realidad, sino más bien una metamorfosis de la realidad misma. Lo que nos une no es un contexto cultural común y limitado, sino la creencia de que el contexto se define por sí mismo y es un efecto de la elección libre.
Al escribir esto, soy consciente de que estoy abusando de el pronombre “nosotros”, ya que nuestro “nosotros” es fluctuante, discontinuo, borroso, de acuerdo a las viejas categorías: temporal. Cuando digo “nosotros”, significa “muchos de nosotros” o “algunos de nosotros”. Cuando digo “nosotros somos” significa que “a menudo lo somos”. Digo “nosotros” sólo con el fin de ser capaz de hablar solo de nosotros.
La ola de protestas en contra de ACTA en Polonia desató un afortunado debate en ese país en torno al estado actual de la cultura, el internet y la democracia. Esta es la traducción completa del ensayo de “Nosotros, los niños web” de Piotr Czerski.
Nosotros, los niños web.
Piotr Czerski.
Probablemente no existe otra palabra que sea usada tan en exceso dentro del discurso de los medios como “generación”. Una vez traté de contar las ‘generaciones’ que han sido proclamadas en los últimos diez años, desde el conocido artículo sobre la llamada “Generación Nada” y creo que eran tantas como doce. Todos ellos tenían algo en común: sólo existían en papel. La realidad nunca nos ha dado un solo impulso tangible, significativo e inolvidable, una experiencia común que siempre nos distinguirá de las generaciones anteriores. Lo hemos estado buscando, pero en cambio vino un cambio sustancial e inadvertido, junto con la televisión por cable, teléfonos móviles, y, sobre todo, el acceso a Internet. Es sólo hoy que podemos comprender plenamente que tanto ha cambiado durante los últimos quince años.
Nosotros, los niños web, nosotros quienes crecimos con Internet y en el Internet, somos una generación que cumple los criterios de este término de una forma un tanto subversiva. No hemos tenido un impulso de la realidad, sino más bien una metamorfosis de la realidad misma. Lo que nos une no es un contexto cultural común y limitado, sino la creencia de que el contexto se define por sí mismo y es un efecto de la elección libre.
Al escribir esto, soy consciente de que estoy abusando de el pronombre “nosotros”, ya que nuestro “nosotros” es fluctuante, discontinuo, borroso, de acuerdo a las viejas categorías: temporal. Cuando digo “nosotros”, significa “muchos de nosotros” o “algunos de nosotros”. Cuando digo “nosotros somos” significa que “a menudo lo somos”. Digo “nosotros” sólo con el fin de ser capaz de hablar solo de nosotros.
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