Muchos jóvenes vagamos por la vida sin sentido deseando que nos ayuden para encontrar el camino.
Nuestra conducta son gritos que el mundo tiene que oír, y en todo se manifiesta, incluyendo en el vestir!. Quisiéramos ser mejores, tener a quien imitar, los adultos nos rodean y no se atreven a hablar.
Nos observan con fijeza criticándonos por todo, y cuando nos rebelamos nos castigan, a su modo.
Este negro panorama no nos anima a seguir, desperdiciamos la fuerza
que emplearíamos en vivir.
Con qué derecho nos dicen las cosas que hacemos mal, si solamente seguimos el ejemplo que nos dan.
Maricela Rodríguez.
Amate Editorial
IDOLOS CON PIES DE BARRO Y BOCA DE JARRO
Porque no se hace efectiva la condena social, de un “representante”, que no “representa”, o sí, ya no lo sé, pero seguro no es un 10 en todas las canchas. Lo fue, pero nos permitimos y le dimos el lugar para que con hidalguía, opine, critique, maldiga y profane “códigos”, pero no esos “códigos”, sino aquellos de una sociedad que necesita escapar y hallar un lugar mejor. No soy palabra autorizada, pero no me representa para nada. Alguien dijo y dirá, “todos tenemos un poco del Diego”, entonces debo pensar que mis padres, tutores y maestros, fundadores de la argentina, ya la “tenían adentro” , digo para algún despistado a la semilla de falsas proclamas.
Son muchos los expertos que han señalado que la raíz de nuestros males en estos temas radica en que el sistema de educación media aún está asentado sobre paradigmas que fueron los que guiaron su nacimiento allá lejos en el siglo XIX. Y que consideran a la adolescencia como una moratoria social, un tiempo de espera, de preparación para el futuro. Así nació nuestra escuela secundaria, en principio, para formar la futura clase dirigente.
Características elitistas, homogeneizantes, disciplinarias, con fuertes componentes autoritarios fueron su expresión. Sostenida en conceptos que estuvieron fuertemente apoyados sobre nociones pedagógicas vigentes en la época, fue propicia para circunstancias en las que convergían los intereses de grupos de inmigrantes, ansiosos de que sus hijos tuvieran un ascenso en el reconocimiento social, y el Estado, necesitado de generar una nueva identidad propia para el país. (* Profesor Honorario UBA.)
En definitiva, el resultado que se obtiene es un chico que en un futuro difícilmente podrá tener mayores o peores resultados en la escuela, pero realmente esos conocimientos no le darán la base como persona y como identidad personal que deja vacía la educación en moral, ética, valores y todo eso que hoy en día se ve como negativo y que a la larga acabaran haciendo que sus ideales sean nulos porque no utiliza la materia gris. Evidentemente llegados a esos extremos nos encontramos con unos chicos con pocas energías para luchar por mejorar las cosas, porque su “mejora” es poder salir de fiesta los fines de semana y que ideológicamente no han cultivado nada y si les preguntas sobre su opinión la respuesta es: “a mi esas cosas no me interesan”.
Llegado a este punto del escrito hay que hacer memoria del principio y volver a encajar todas las piezas. La sociedad ha perdido el norte, ¿es el fin de mi civilización o cultura?
Por una parte tenemos que el dinero y su capitalización ha hecho que las clases sociales sigan vigentes, pero que, muy hábilmente, unos gobernantes burgueses intenten quitar esa sensación, porque si no hay conciencia de clase, no puede haber lucha de clases y por tanto los acomodados reales, no tienen de que preocuparse.
La raíz del problema, a nuestro entender, es la necesidad de cambiar el eje de los protagonistas del acto educativo. Las estrategias deben considerar las nuevas formas de acceder al conocimiento. De la presencia omnímoda del docente debemos pasar a centrar la acción en los estudiantes, generando un lugar donde el adolescente desee estar. Esto requiere una estructura escolar totalmente diferente de la vigente ya que, por un lado, el docente ha dejado de monopolizar el conocimiento y los estudiantes tienen muchas otras fuentes a las que recurren con independencia y asiduidad, de modo que muchas veces los saberes del docente son confrontados por sus alumnos. Es pues un momento oportuno para analizar los cambios imprescindibles que permitan enfrentar un problema que se va a agrandar con el transcurso del tiempo y que tendrá graves consecuencias para el futuro del país. (* Profesor Honorario UBA.)
“Por otro lado el hecho de perder los valores, o las barreras, que impedían esta evolución, ha hecho que se descontrole a la mayoría de la gente, permitiendo crear una generación de personas-oveja que difícilmente puedan desenchufarse del sistema porque es lo único que conocen y lo único que quieren, debido a las pérdidas antes mencionadas y al creciente pasotismo que detecta la juventud. Esto sumado a que al sistema evidentemente le interesa mantener esta situación y no piensa hacer nada para cambiarlo hace que el problema se retroalimente.
Aceptado esto, podemos decir que la sociedad en si es tirada por la juventud y la vejez. La juventud tira con su fuerza y la vejez enseña con su experiencia, y así todo gira y avanza”.
O bien así debería ser…
Saludos!
Gabriel Catalano
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