En los últimos 20 años, el consumo de carne entre los suecos aumentó un 50 por ciento, convirtiéndolos entre los más carnívoros de Europa. Pero no sólo las consecuencias en la salud preocupan a las autoridades agrícolas, que están alarmadas por el impacto ambiental de la producción de carne. Por eso, al inicio de las sesiones anuales del Parlamento Europeo, Suecia impulsó un impuesto para reducir el consumo de carne, recomendando que el gravamen se adopte en toda la Unión Europea.
“Las acciones voluntarias tienen que complementarse con políticas públicas”, dijeron los expertos de la Junta de Gobierno en un informe anual sobre el consumo sostenible de carne: ¿Qué es? ¿Cómo lo logramos? La propuesta del informe dice que los consumidores pueden contribuir a una producción sostenible de alimentos evitando la carne, que es el peor alimento desde una perspectiva de sostenibilidad. Etiquetarla, de manera que sea más fácil para los consumidores elegir la carne que es más sostenible, sería una opción.
Pero las acciones voluntarias de los consumidores y las empresas probablemente no sean suficientes para alcanzar los objetivos medioambientales y climáticos, aseguran los expertos suecos. Por lo tanto, un impuesto sobre la carne podría traer la solución. “Las regulaciones ambientales y los incentivos económicos como los impuestos o subsidios son alternativas posibles. Pero es preferible que se apliquen en toda la región y no a nivel nacional”, detalle el informe.
“Creo que las personas deben decidir y tomar las decisiones correctas por sí mismas”Marit Paulsen, una eurodiputada sueca que es vicepresidente del comité de agricultura del Parlamento Europeo, opinó que el informe es “muy inteligente y razonable “, pero no está tan de acuerdo con el impuesto. “Sigo creyendo en la información”, explicó. “En este caso, realmente creo que las personas deben decidir y tomar las decisiones correctas por sí mismas. Si empezamos por ahí, luego vamos a tener una regulación más estricta sobre el bienestar animal y eso aumentará los precios. Creo que la carne será más cara. No sé cómo, pero si tenemos que añadir un impuesto sobre las emisiones, que así sea, pero ahora tenemos que dar una discusión apropiada con el conocimiento que tenemos, que incluye el hecho de que no podemos darnos el lujo de gastar tanto dinero para producir carne “, agregó Paulsen, afiliada a la Alianza de los Demócratas y Liberales en Europa.
Los beneficios ambientales
No es casual que la discusión se dé en Suecia. El año pasado, el sueco promedio consumió 87 kilos de carne, con la carne vacuna y la de ciervo entre las más populares en promedio en la UE. Paulsen dijo que preferiría que el consumo de carne sueca se redujera a 45-50 kilos por persona al año, que era el nivel de hace 20 años. Los ambientalistas dicen que el creciente apetito mundial por la carne –especialmente en los países emergentes– contribuye a la desertificación de los suelos y al aumento de los niveles de gases de efecto invernadero.
“Se requiere una gran cantidad de recursos para la producción de carne en comparación con los alimentos vegetales, tantos recursos que una sobre-producción puede provocar la deforestación de los bosques tropicales de todo el mundo”, explicó Sone Ekman, de la Junta de Agricultura de Suecia, en medio del debate. “El impuesto debería estar también diferenciado, de modo que la carne que produce la mayor emisión de gases de efecto invernadero también sea la que pague el mayor impuesto”, agregó Ekman.
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