José Crettaz
LA NACION
La reglamentación de la nueva ley de medios, que comenzó a regir este mes, no sólo se centró en el reordenamiento de la grilla de canales del cable y en cambios cosméticos como la hora en pantalla de manera permanente. También estableció nuevos límites a la cantidad de publicidad que puede emitir la televisión abierta (hasta 12 minutos por hora) y la paga (hasta seis minutos). Esta disposición despertó gran preocupación entre las productoras periodísticas de televisión, que se financian con auspicios institucionales de empresas y entes públicos y que disponían hasta ahora del doble de tiempo para emitirlos.
Sólo en Buenos Aires hay no menos de 200 productoras independientes de programas periodísticos, en su mayoría de media hora. Se transmiten desde señales del abono básico del cable, como Metro y TN (Grupo Clarín), América 24 (Grupo Uno-De Narváez) y Telemax y Canal 26 (Grupo Pierri), principalmente. Este modelo, en el que los canales se limitan a alquilar el espacio se repite casi en todas las ciudades que cuentan con señales locales de televisión. Da lo mismo que sean señales de cine, dibujos animados o programas periodísticos; que transmitan desde Miami para el continente o lo hagan desde y para una pequeña localidad.
El tope a la duración del espacio publicitario, que incluye spots tradicionales y zócalos en la pantalla, es más restrictivo para los contenidos televisivos periodísticos porque, en su gran mayoría, se trata de programas de media hora, que pueden contener hasta tres minutos de avisos. «Nos perjudica seriamente porque reduce el espacio publicitario a la mitad. Estos programas pagan un alquiler al canal que los emite y se financian con publicidad. Esta pelea es principalmente con Clarín, pero en el medio hay muchas productoras pyme que la van a tener difícil para sobrevivir», dijo Mario Lion, de Vocación, la productora de los periodísticos de Jorge Lanata y Roberto García.
A diferencia de lo que sucede en los canales de aire, en los que la publicidad tiene una tarifa por segundo, aquí se trata de precios fijos por auspicio, que van de los $ 2000 a los $ 4000, y hasta ahora cada programa podía tener entre 10 y 15 auspicios. El costo de alquilar el espacio oscila en torno de los $ 6000, a lo que debe agregarse alquiler de estudios y honorarios de técnicos.
Aunque esta situación alcanza a los programas periodísticos producidos independientemente, los de periodistas menos reconocidos públicamente o que estén en horarios marginales serán los que más sufran, según las fuentes consultadas. «Esto daña a las productoras independientes y es producto de una reglamentación que fue draconiana y agravó la ley de medios. Con tres minutos no se llega a nada; muchas de las producciones van a ser inviables. Los comerciales típicos de la TV abierta que duran 30 segundos van a ser inviables. Esto nos saca del aire, habrá menos diversidad, no más», opinó Diego Dillenberg, productor y conductor del programa La hora de Maquiavelo , que está organizando una reunión de las productoras con las empresas anunciantes para encontrar la forma de superar la restricción.
Una asesora jurídica del presidente de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca), que prefirió reservar su nombre, explicó a LA NACION: «La normativa no distingue entre una señal de cine o series, o periodísticos, porque son un nuevo sujeto regulado, y es el sujeto que más se debe estudiar. En cuanto a todo lo que es PNT [publicidad no tradicional] no ha sido taxativamente regulado». Y añadió: «Se buscó un término medio, en el cual para la señal abierta que sólo vive de la publicidad, quedó en 12 minutos; ocho minutos para la señal de generación propia [los cables sólo pueden tener una], y seis para las demás señales».
La reglamentación de la ley fija una tercera categoría, la de las señales de generación propia local, que pueden emitir hasta 8 minutos de publicidad por hora. La aplicación de esta tercera categoría está por verse porque, para eso, las empresas dueñas de sistemas de cable deberán quedarse con una sola señal propia de contenidos. Tanto el grupo Clarín como el grupo Pierri , los dos operadores de Capital Federal, deberían elegir cuál de sus señales conservarán.
«No tenemos en claro en qué nos puede perjudicar o favorecer la ley porque no se termina de entender muy bien en la reglamentación de qué estamos hablando, ni de cuántos minutos ni de qué formatos», dijo Gustavo Novillo, gerente general de Devicom, productora de programas periodísticos de radio y TV, una de las empresas dueñas de Radio El Mundo. Novillo se preguntó si el espacio publicitario que los medios están obligados a ceder a las campañas de interés público están comprendidas o no dentro de esa regulación. Continuar leyendo «Preocupan en la TV los límites a la publicidad»
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